La tía Tula (1921) de Miguel de Unamuno | Micro reseña

 “El alcance de los roles de género y su estrecha relación con modelos sociales dominantes”

“Eso de amor –decíase Ramiro ahora– sabe a libro; sólo en el teatro y en las novelas se oye el yo te amo; en la vida de carne y sangre y hueso el entrañable ¡te quiero! y el más entrañable aún callárselo.”



La tía Tula, novela corta del celebradísimo escritor Miguel de Unamuno, nos presenta la historia de Gertrudis, una mujer que a lo largo de su vida asume el rol de madre para los hijos de su hermana Rosa y su cuñado Ramiro. A partir de esto se despliega una serie de acontecimientos donde la protagonista lentamente demuestra sus verdaderas intenciones emocionales ante la actitud de mártir que emplea para enfrentar una sociedad que la aterra. Es evidente que el tema principal de la novela es la maternidad a partir de un personaje que no quiere asumir el proceso para llegar a tal fin. De esto se despliega una serie de temas análogos que complejizan aún más el alcance real de la maternidad dentro de una sociedad que la apremia sin importar realmente la forma en que esta se logra. A continuación, desplegaré los temas por subapartados para su mejor desarrollo.


La Virgen María o el modelo materno

Un tema recurrente dentro de la novela es la figura de la Virgen María como principal modelo de la maternidad de Tula. Cuyos principales “virtudes” de completa entrega y concepción virginal plantean un escenario deseable que la protagonista tiende a buscar para dotarlo de sentido a una vida dedicada a la entrega física y emocional. A lo largo de la obra podemos encontrar diversas alusiones a esta figura religiosa que permite a Tula justificar su actitud manipuladora y maniquea, teniendo como su resolución el cuidado de cinco hijos que se considera su madre sin necesidad de haberlos parido necesariamente. En esto se encuentra la primera implicación de la particularidad del personaje: al final de la obra, logra su objetivo, inclusive siendo elevada a la calidad de ideal/guía para sus proles, equivalente a la Virgen.

“–Y yo te ayudaré desde arriba. Que no se enteren de que me he muerto...

–Te rezaré, madre...

–A la Virgen, hija, a la Virgen...

–Te rezaré, madre, todas las noches antes de acostarme...”

 

Es palpable que el autor quiso plasmar las implicaciones que esto conlleva, siendo su muerte un reflejo de la soledad y represión que conllevo intentar alcanzar ese ideal. La muñeca que aún conservaba de su niñez solo demuestra que ocultaba sus intereses reales para aparentar una clase de madurez, cuya revelación al espectador en su lecho de muerte solo deja en descubierto las implicaciones que esto conllevo: siendo sus pensamientos de arrepentimiento y duelo, lo único que permaneció al final de su vida.

Históricamente, María, ha cumplido como un modelo de aspiración personal para la mujer católica. El anhelo de llevar los designios de Dios como una esclava del espíritu y la carne es uno de los principales elementos por el cual es recordada y se configura su culto. Esto implica que se conciba a esta divinidad como una simple mensajera y portadora del fruto divino del Padre. Esta ambivalencia de participación pasiva/activa posiciona a este ideal de mujer en un punto de obediencia absoluta a su padre sin el menor reparo de preguntarse las consecuencias que traerá a su carne. La pasividad de los acontecimientos, pero la constante construcción de ellos permite descubrir un mecanismo basado en la obediencia absoluta y la construcción de esta opresión. Desarrollando más este tema podemos explicar el motivo principal por el cual las mujeres católicas del siglo XX se veían incapaces de tomar una decisión realmente por sí mismas: debía corresponder a la palabra del padre y si ese padre es pactado socialmente, surge la posibilidad del hombre como portavoz de ese designio.  Así es como se construye un modelo de dominación basado en el sexo.


Los hombres y zánganos

La genialidad de la obra de Unamuno es que la obra es consciente de esto y utiliza una protagonista que no es totalmente pasiva a las concepciones sociales en la que esta sometida, ya que presenta a lo largo de la obra un conflicto con el estereotipo de hombre que le permite ponerse a distancia de sus deseos, pero evidentemente sin imponer una verdadera resistencia a esto.

A lo largo de la obra Gertrudis configura su concepción del hombre a partir de ciertos elementos muy claros: los considera brutos, infieles, compulsivos, indiscretos, mentirosos, fuertes e insensibles. (capitulo VIII). Inclusive para poder amar a lo que fue su padre lo categoriza como un Santo, alejándolo de la categoría que tanto critica. Su capacidad de amar solo se limitará a elementos que se alejen de estas características, teniendo su culmen la configuración de un concepto que abstraiga todos estos elementos (el macho o zángano). Es evidente que la protagonista ama a su cuñado, pero en repetidas ocasiones se ve limitada debido a que Ramiro es un hombre y puede recurrir a estos comportamientos. La animadversión a estas actitudes inclusive se presenta al impedir que al mayor de sus hijos adopte estas conductas propias de su sexo:

“«Tengo que estar alerta –se decía Gertrudis– para cuando en él se despierte el hombre, el macho más bien, y educarle a que haga su elección con reposo y tiento.»”

La incapacidad de conseguir cariño a pesar de lo que desea debido a las características que considera propias del género masculino construyen una concepción de resistencia y propia creación de un nuevo modelo que se aleje a la propia Virgen. Realizar un análisis basado únicamente en relacionar a la divinidad mariana sin interponer realmente la nueva configuración que realiza Gertrudis sería limitar al mismo en una simple descripción de contenido. Tula rechaza el modelo ambivalente (sin proponérselo) y plantea, a través de la manipulación, una nueva concepción donde la mártir sea capaz de poseer los ideales marianos sin trastocar realmente a María. Esto último inclusive se refuerza, ya que Gertrudis está consciente de las contradicciones sociales y religiosas de su rol social como mujer:

“«¡Ah –se dijo–, lo que necesita es un ama de casa, una que le cuide, que le ponga sobre la cama la ropa limpia, que haga que se le prepare el puchero..., peor, peor que el remedio, peor aún! ¡Cuando una no es remedio es animal doméstico, y la mayor parte de las veces ambas cosas a la vez!”.

E inclusive las contradicciones que conlleva la figura de la Virgen María como modelo femenino:

“¡Y aún dicen que el cristianismo redimió nuestra suerte, la de las mujeres! […] «¡El cristianismo, al fin, y a pesar de la Magdalena, es religión de hombres –se decía Gertrudis–; masculinos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo...!» Pero ¿y la Madre? La religión de la Madre está en: «He aquí la criada del Señor; hágase en mí según tu palabra»”.

La vida de este personaje se refuerza con el carácter de mártir por el cual asume una misión de protección y cuidado que la reivindique dentro de su propio sistema de creencias un lugar dentro del rol que se le ha asignado como mujer.


Pasividad de los personajes secundarios/La momentánea pérdida de la suspensión de la credulidad

Como últimos puntos, quiero destacar algunos detalles dentro de la composición que considero momentáneamente modifican la suspensión de la credulidad hasta tal punto que como lector te preguntes: ¿Cómo es posible que nadie realmente le ponga un freno a sus ambiciones? Es un personaje manipulador ¿por qué debo sentir empatía por ella? Debido a la pretensión de verosimilitud que intenta la obra, concibo en un desacierto que no se nos presente realmente una clase de resistencia ideológica por parte de los personajes que fungen como pieza claves en la trama (su familia), inclusive Caridad siendo de otra familia sucumbe ante las ideas de la protagonista e impide que realmente se ponga de manifiesto una verdadera lucha entre dos ideales en la cual una domina sobre la concepción general de los seres humanos. Esto no impide obtener una experiencia estética sumamente satisfactoria así que lo limitó como un simple comentario.

 

La tía Tula es una obra con temas interesantes cuya presentación permite al lector reflexionar respecto al rol de la mujer y el papel de la Virgen María como modelo femenino para la mujer del siglo XX. Posee algunos errores conforme a su ejecución, pero que no impiden disfrutar esta obra y complejizar respecto a los temas expuestos.

9/10

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